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Contra la Criminalización de los Mapuche

Carta de Pérez Esquivel al presidente de Chile

Buenos Aires, lunes 25 de julio de 2005

Señor Presidente de la República
S.E. Ricardo Lagos Escobar
PALACIO DE LA MONEDA
SANTIAGO DE CHILE

De mi mayor consideración:

Ante la grave situación de violación a los derechos Humanos que se vive en ese país por la aplicación de leyes antiterroristas a las demandas sociales, culturales y políticas del pueblo mapuche me pongo en comunicación con Ud. solicitando su intervención para que cese la judicialización y criminalización de dirigentes y comunidades mapuches en ese país.

Sr. Presidente, Ud. es un demócrata y como tal reconocerá la libertad como un principio inherente al ser humano, en virtud del cual se cimenta el legítimo derecho de los pueblos a la Autodeterminación.

También reconocerá que los Pueblos Originarios son preexistentes a la conformación de los Estados nacionales por lo que no es coherente que un país que se dice democrático se niegue a reconocerlos.

La historia de América es la historia de la negación de los pueblos indígenas. Así los Estados que han nacido para todos, siempre han sido de unos pocos que se reparten privilegios y riquezas a costa del hambre y silenciamiento de la mayoría. Sin embargo la lucha de los pueblos está mucho más allá de la tiranía o el silencio cómplice de las leyes. El pueblo mapuche hoy reclama uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho a la identidad, reconocerlo seria de su parte un gesto de valor y compromiso con la paz y felicidad de su pueblo.

La aplicación de leyes antiterroristas contra las demandas de los mapuches es un crimen que vulnera sus derechos de pueblo y significa un lamentable retroceso a las dictaduras infames que tristemente ensangrientan la historia reciente de nuestros países. Por todo lo dicho es que ruego a Ud. que intervenga para crear un espacio de diálogo y encontrar una alternativa que evite más conflictos y ponga fin a la persecución y procesamiento de los hermanos mapuches.

Reciba mi fraternal saludo de paz y bien.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz