Pehuenches recuperan territorio
Arriba en la cordillera
El conflicto de una comunidad en el sector
Pedregoso de Lonquimay con un concejal democratacristiano, que desembocó en
el baleo por parte de la “autoridad” comunal de una lamngen
de la comunidad Lof Mapu, puso de manifiesto los históricos
problemas de tenencia de tierra que viven los pehuenche en la cordillera
y que -más
allá de los simbólicos casos de Quinquen y Ralko- demuestra
como aun persiste una abismante desigualdad a la hora de contar con
un trozo de la Ñuke Mapu. A continuación, el testimonio
exclusivo de los protagonistas de esta historia de resistencia y coraje.
Por
Renato REYES / Azkintuwe
"Estábamos recuperando una tierra cuando llegó Guido
Barría con su cuñado. Nosotros fuimos a ver que pasaba
y yo iba adelante. Al llegar donde él le pregunté que porque
estaba desarmando el cerco. Barría venía en su jeep y pasó por
el lado mío. Luego paró y sin que yo le dijera nada más,
se bajó, me disparó y luego se dio a la fuga”.
El entrecortado y nervioso relato de Alejandra
Cayul Llevilao, joven integrante de la comunidad Lof Mapu del sector
Pedregoso de Lonquimay,
da clara cuenta de la situación más difícil que
le ha tocado vivir en sus cortos veinte años. Pero más
allá de la implicancias personales que le está significando
el haber sido baleada por el ex alcalde y concejal democratacristiano
de la cordillerana comuna, el grave incidente ha sacado a la luz un nuevo
conflicto de tierras entre colonos chilenos y comunidades pewenche, los
cuales sólo aparecían en los medios cada vez que la agenda
noticiosa se trasladaba a la zona de Ralko.
Tal como relata Alejandra, los hechos se
generaron el 6 de junio cuando la comunidad Lof Mapu hizo frente a
la actitud del político DC,
que junto a otros familiares destruía un cerco que habían
instalado días antes los comuneros. Tras ser interpelado por su
actitud, Guido Barría Oyarzún disparó a quemarropa
contra el grupo de pewenche, hiriendo en la clavícula y comprometiendo
el pulmón derecho de Alejandra Cayul, quien rápidamente
fue trasladada hasta el Servicio de Urgencia del Hospital de Victoria
por sus familiares. A pesar de la gravedad de los hechos y la denuncia
de la comunidad, Barría sólo permaneció dos días
detenido.
Por el contrario, el 14 de junio, tras su
liberación y producto
de una orden emanada del Tribunal de Garantía de Curacautín,
un fuerte contingente de Fuerzas Especiales de Carabineros procedió violentamente
al retiro del cerco instalado por los comuneros para delimitar sus tierras,
generando un nuevo enfrentamiento que finalizó –como siempre
en estos casos- con varios pewenche heridos, tres de ellos (Samuel Cayul,
Soila Cayul Choima y Fidel Cayul Melio) por perdigones de la policía,
debiendo ser hospitalizados de urgencia.
Ante estas situaciones, de claro tinte discriminatorios
y represivo, las comunidades agrupadas en la organización Comunidades Mapuche-Pewenche
en Conflicto, enviaron a los medios de comunicación regional un
comunicado público de denuncia. Sin embargo, muy pronto pudieron
comprobar lo parcial de las informaciones que entregaría la prensa
regional, quienes acusaron insistentemente a los mapuche de “atacar” a
la fuerza pública y “amenazar de muerte” al concejal
chileno.
De la misma forma, llamó la atención de los comuneros
la actitud asumida por la justicia chilena, que tras dos días
liberó a Barría, aplicándole medidas cautelares
mínimas mientras durase la investigación del incidente. ¿Hubiera
ocurrido lo mismo de ser Barria o su hija la baleada por un comunero
mapuche?. “Exigimos que la justicia chilena, de una vez por todas
actúe. No queremos que este personaje quede impune por el delito
cometido y que no se refugie en su calidad de concejal concertacionista”,
señaló a Azkintuwe el werken Nibaldo Romero Cañumir.
Para denunciar esta situación fue que decidieron convocar a una
marcha de repudio por las calles de Lonquimay el pasado 11 de junio,
en la que dieron a conocer públicamente su rechazo a la situación
vivida. “Nosotros convocamos a una marcha de protesta contra el
agresor de nuestra lamngen, el señor Barría, por cuanto
es una de las formas de mostrar la disconformidad de nuestro Pueblo.
Este señor creo una tensión artificial luego de haber baleado
a nuestra lamngen”, recuerda el dirigente.
Sin embargo, el poder político de la Concertación se hizo
sentir con fuerza y las comunidades debieron sortear más de un
problema para llevar a buen término la movilización. “Fue
una marcha muy buena y masiva y eso que nos pusieron todos los obstáculos,
como no dejarnos usar los buses de recorrido normal para poder bajar
la gente y eso fue toda una manipulación por parte de Guido Barría”,
nos señala Romero.
El werken pewenche también reclama por la actitud asumida otra
vez por la prensa regional, en especial por El Diario Austral de Temuko,
que tras la protesta tituló en su portada “Mapuches amenazan
de muerte a concejal”. “Es claro que aquí existió un
manejo de la información por parte de Barría. Como él
dispone de los medios económicos y el poder político lo
hizo fácilmente”, recalca el vocero pewenche. “En
realidad él no tiene tanta tierra como otros, pero lo que pasa
es que es un tipo prepotente, que cree que todo lo puede y se avala en
que es dirigente de la Democracia Cristiana y a través de ello
tiene todo el manejo de las situaciones. Siempre trabaja así,
manipulando a la gente; jodiendo a los peñi con denuncias falsas,
como cuando se hizo la víctima en el diario, señalando
que había salido en defensa de su esposa”, agrega.
No al
latifundio
Es claro que en los hechos de Lonquimay,
el factor de conflicto es nuevamente la propiedad de la tierra, la Ñuke Mapu, sustento de la vida comunitaria
mapuche. De acuerdo a cifras entregadas por los propios comuneros de
la zona, existen en el lugar, varios winka que poseen hasta 14 mil hectáreas
de tierra, mientras muchos de los propios pewenche con suerte tienen
una o dos hectáreas que en el futuro deberán repartir entre
sus hijos... todo un problema de “hacinamiento geográfico”,
claro esta.
“Esto se genera más que nada por un problema de tierras.
La comuna de Lonquimay es muy grande en extensión de tierras,
más que en número de habitantes, pero el problema más
grave en este minuto es que nuestra gente tiene muy poca tierra. El caso
más preocupante es que las nuevas generaciones, los jóvenes
viven dentro de los predios de sus padres y hay padres que tienen una
hectárea y tienen cinco o seis hijos, entonces, ¿cómo
se reparten esas familias tan escasa cantidad de tierra?”, se pregunta
el werken Nibaldo Romero.
Por todo ello, las casi 30 comunidades pewenche,
decidieron asumir de manera firme la lucha por obtener y recuperar
los territorios que alguna
vez les pertenecieron a sus antepasados. “Nosotros estamos trabajando
por el territorio de todas las comunidades. Ciertamente lo que agrava
todo es lo sucedido con la lamngen Alejandra, por eso queremos llegar
hasta las últimas consecuencias y conseguir una solución
definitiva de una vez por todas... no queremos más parches, como
sucede cuando el gobierno le compra tierra a unos pocos y los demás
quedan igual. Lo ideal para nosotros es llegar a realizar una descolonización,
sobre todo porque en la zona existen muchos colonos que nos han perjudicado”,
explica el werken.
De la misma opinión es el dirigente de la “Comunidad Esteban
Romero” del sector Tracura, Francisco Manquelipe que señala
que, “todos los pewenche estamos unidos en torno a lo que le está pasando
a Alejandra Cayul. Nosotros queremos que esto se supere de la mejor forma.
Hasta aquí, parecía que los pewenche no teníamos
problemas más allá de lo que pasa con Ralko, pero este
hecho sacó a la luz pública un problema que no sólo
afecta a la comunidad de Pedregoso, sino también a muchas otras
comunidades pewenche”.
We Tripantu tras las rejas
La unidad mapuche-pewenche
de la que habla Francisco Manquelipe y que se vio expresada en la masiva
marcha por
las calles de Lonquimay, el
23 de junio dio un nuevo salto. Con el decidido apoyo de la Asociación
de Estudiantes Pewenche, todos ellos integrantes del Hogar Universitario,
llegaron con el conflicto hasta las mismas oficinas del jefe de gabinete
del Intendente de La Araucanía, Ricardo Celis. Según cuenta
María Romero Cheuquepil, dirigenta universitaria, “cuando
nos enteramos de lo que había sucedido en Pedregoso quedamos todos
sorprendidos, aunque igual nosotros sabemos como son las reacciones de
este individuo (Barría). Por ello, decidimos apoyar a los lamngen
sacando esta información a la luz pública, yendo a las
radios, a El Diario Austral y otros medios para entregar nuestra visión
de lo que estaba pasando. De inmediato nos dimos cuenta que la prensa
sólo daba la opinión de Barría: que la situación
había ocurrido por defensa propia; que los lamngen lo habían
atacado con hachas, situación absolutamente falsa. Incluso ese
día no habían más de diez lamngen en el lugar”.
La dirigenta estudiantil dice estar convencida
que lo sucedido es una clara muestra de injusticia, sobre todo considerando
el accionar de los
tribunales encargados en teoría de “administrarla”. “Por
lo mismo, como estudiantes y jóvenes pewenche nosotros nos sentimos
muy identificados con ella (Alejandra Cayul). Al igual que ella nosotros
también tenemos problemas de tierra. Allá en Lonquimay
y la zona las grandes extensiones de tierra pertenecen a los colonos
y a los winka y a nosotros los pewenche nos van tirando cada vez más
hacia arriba en la cordillera”.
La pasividad y desidia de la prensa regional
y la cuasi indiferencia de las autoridades locales, llevó a que los estudiantes, que en
Temuko viven en el Hogar Pewenche de calle Rodríguez, tomaran
decididas acciones de apoyo a sus hermanos, sobre todo buscando dar a
conocer la parte oculta de toda esta historia... esa que la prensa regional
no quería ni quiere aun dar a conocer. “Sacamos un comunicado
público. Llamamos a la prensa aquí al hogar y dimos a conocer
nuestro repudio a la acción que cometió este individuo,
Guido Barría, añadiendo que no aceptábamos por ningún
motivo lo que hizo este señor, así como tampoco se lo aceptaremos
a ningún winka del sector, por más poder económico
o político que tenga”, señala María Romero.
El werken Romero Cañumir reafirma sus palabras. “Ante esta
situación decidimos bajar hasta Temuko el 23 de junio solicitando
hablar con el subsecretario de Mideplan Marcelo Carvallo, que en ese
momento se encontraba de visita en la región”. Sin embargo,
la tozudez de las Fuerzas Especiales de Carabineros y la poca voluntad
política de algunos funcionarios del gobierno regional no sólo
abortaron la fijación de una agenda de trabajo, sino que terminó con
el desalojo del edificio de la Intendencia y once jóvenes pewenche
detenidos, procesados y más tarde liberados con casi las mismas
medidas cautelares que Guido Barría. Curiosidades de la justicia
chilena que iguala en peligrosidad a un winka que agrede con arma de
fuego a una persona, con la protesta pacífica de once estudiantes
pewenche comprometidos con su gente.
María Romero Cheuquepil, también detenida en la víspera
del We Tripantu, rememora lo sucedido esa tarde: “A última
hora, cuando ya habíamos iniciado la marcha, nos enteramos que
el Intendente junto al Subsecretario Carvallo habían viajado hasta
el lugar (Lonquimay) el mismo día. Llegamos hasta la Intendencia
e igual decidimos subir, para poder conversar con alguna de las autoridades,
ya que en la marcha por nosotros organizada andaban representantes de
varias comunidades. Lo que pasa es que ellos (Carvallo y Celis) ese día
fueron a Pedregoso y trataron exclusivamente el problema de esa comunidad
que son 70 hectáreas que están reclamando los lamngen de
ahí y que corresponde a 18 familias. De esta forma sólo
se parchan los problemas y no se da una solución de fondo”.
Se trató, recalca la dirigenta, de una manifestación pacífica,
pero ello nunca fue entendido así por las autoridades regionales
y la propia policía: “El acto represivo estaba ya preparado.
Carabineros en todo momento estuvo vigilándonos y el jefe de gabinete
del intendente (Eduardo Abdalah) ni siquiera se dignó a recibirnos
en una sala y sólo conversó brevemente con nosotros en
el pasillo. Nosotros, entendiendo que el intendente y el subsecretario
no estaban en la intendencia, le solicitamos al jefe de gabinete que
se contactara con el subsecretario y fijara una reunión” y
agrega que según Abdalah, él lo intentó en reiteradas
ocasiones, pero nos dimos cuenta de que nos tramitó por más
de dos horas y según él, nada se pudo hacer. Al final,
no obtuvimos ninguna solución siendo desalojados por Carabineros,
donde con 60 policías se nos detuvo a once estudiantes, siendo
luego trasladados a la 2ª Comisaría donde tuvimos que permanecer
toda la noche del We Tripantu”.
Lo sucedido en la montaña y posteriormente en Temuko con los
estudiantes, es considerado por el werken Romero, como una grave afrenta
contra el Pueblo Mapuche, sus tradiciones y cultura. “Si ellos
nos tuvieran un poquito en cuenta, lo podrían haber pensado como
una forma de respetar nuestro We Tripantu y liberar a los peñi
que fueron golpeados y detenidos. Yo me pregunto si a ellos les gustaría
que en víspera de su año nuevo, donde hay que darle el
abrazo a la familia, a los amigos, les gustaría que los mandaran
presos”, reclama con evidente indignación el vocero. Al
final, en plena celebración del año nuevo mapuche, los
once jóvenes detenidos en la Intendencia fueron pasados al Tribunal
de Garantía de Temuko, donde se les acusó entre otros cargos
de “tumulto”, “desorden en la vía pública”, “ocupación
ilegal de oficina pública” e “insulto a las autoridades”,
siendo luego liberados con medidas cautelares que por tres meses les
impiden salir de la región.
Por ahora, tal como dice el werken Romero,
sólo queda esperar
la respuesta del gobierno a sus legítimas demandas de tierra,
aunque esta espera no será sentados, sino con activas movilizaciones.
Lo cierto, es que ya no piensan echar pie atrás. Razones tienen
de sobra.
“Nosotros quisiéramos que de aquí a unos años
más las cosas cambien, porque si no, esto que hoy es un problema
de nosotros, luego va a ser de nuestros hijos y más tarde de nuestros
nietos y la intención nuestra es que de una vez por todas podamos
terminar con todo esto, porque tierras hay hartas y los que menos tierra
tienen son los mapuche y a los winka les sobra”, señala.
Y agrega con clara decisión de lucha:
“En la zona de Lonquimay la situación ya es insostenible.
Nos tienen acorralados como liebres, nos tienen a todos en el cerro,
cada vez más arriba. Por eso vamos a luchar y no vamos a bajar
nuestros brazos, porque sabemos en que tierra estamos: tierra de nuestro
pueblo, tierra mapuche”.
* Reportaje publicado en el Periódico Mapuche Azkintuwe, Julio
de 2004. Pág. 5 y 6.
Subir
|