Historia de la Lof Antieco

Newentuaiñ Inchiñ, Costa de Lepá.- 16 de agosto de 2019

Logko Manuel Antieco Colipi

Zenón y Manuel Antieco, fueron dos hermanos, que a la corta edad de 11 y 12 años, sobrevivieron a la matanza implementada por Roca, a fines de 1800. Fueron los únicos de la familia que pudieron refugiarse en Ngulumapu, todos los demás, fueron asesinados.

Nuestros antepasados, antiguamente, vivieron cerca de Junín de los Andes. Vivieron, trabajaron y aprendieron a hablar y escribir en castellano, siendo cadetes de la autoridad de la región de la Araucanía. Con 30 años aproximadamente emprendieron el regreso a su lugar, pero éste, ya estaba alambrado.

Entonces, obligados por la nueva situación impuesta por las consecuencias de la mal llamada “Campaña del Desierto”, se mueven, en carreta, junto a otras familias despojadas y bajando la pre cordillera junto a los Nahuelpan, Epulef, Nahuelquir, Prane, Milladeo, Saihueque, entre otros. Estos son los relatos que guardamos sus descendientes, tratando de ser memoriosos.

Así encontraron un lugar para desarrollar su vida en comunidad y en familia. Costa del Lepá fue fundada por estos dos hermanos, Zenón y Manuel Antieco, por el año 1900 aproximadamente. De ambos márgenes del río Lepá, eran todos Antieco.

“Mi tío abuelo Zenón, tenía dos mujeres, con ambas tuvo hijos (hoy descansa junto a sus 2 compañeras en Costa de Lepá). Mi abuelo Manuel se casó con Juana Nguiman cambiado a “Leguiman”. Hoy él descansa en sierras de Costa del Lepá y mi abuela Juana en Futa Huau (Cañadón Grande)”, relata Juana Antieco, descendiente directa de los dos hermanos Antieco y parte de la Lof Newuentuaiñ Inchiñ, hoy.

En 1918 aproximadamente, construyen (los hermanos Antieco) una “Escuela Rancho”, de adobe, con techo de tejuelas traídas, con ayuda de otros vecinos, en carreta desde Ngulumapu (Chile). El fin era que sus hijos aprendan a leer y escribir.

Quién pagaría la obra de la escuela, era el Logko Zenón, pero fue asaltado por unos cuatreros que lo dejaron pobre. Entonces, su hermano Manuel, es el que se hace cargo del pago total de la Escuela Nacional N °99. Su primer director maestro fue José Vallespir, con una matrícula superior a los 50 alumnos, todos mapuche.

Logko Zenón Antieco Colipi

El encargado de censar a los niños en edad escolar, fue el Logko Zenón, por indicación de “Educación Nacional Territorial”. Ese edificio fue donado con todo el mobiliario completo al gobierno, pasando a ser Escuela Nacional N° 99.  Ambos hermanos eran crianceros y agricultores. Los libros nos reflejan que llegaban a señalar 1200 corderos, sin contar las vacas y yeguarizos. Sus campos eran sin alambrado, de uso comunitaria, toda la tierra.


Escuela Rancho Nro 99, donada por el Logko Antieco.

La comunidad fue creada por Decreto de Roca, en el Departamento Cushamen como reserva de ”indios argentinos,” eran 78.600 hectáreas.  En el año 1936/37 se dió el primer contacto con las fuerzas de seguridad, llamada en esos años “La Fronteriza”. Los mismos, censaron Costa de Lepá y todos eran Antieco. Pero por esos años, también, fue el gran desalojo y quema de casas en el Boquete de Nahuelpan y muchas familias fueron a pedir lugar, ayuda, a Costa del Lepá.

Ambos hermanos cobijaron a los Quilaqueo, además de otras familias, todas mapuche, como los Huichaqueo, Rupayan, Arias, Safi, Lefiu, González, Sánchez, Trama, Márquez, Caripan, Cárcamo, Colinecul y también comerciantes como Bujer (sirio libanés), Ojeda y MELJEM BESTENE, un turco que llegó como mercachifle a vender mercadería, pidiendo un lugar para poner un puesto de venta. Éste es el gran estafador que se aprovechó de la hospitalidad de Manuel y Zenón Antieco, los engañó diciendo que construiría caminos y, haciéndolos “firmar” con el pulgar. Es ahí donde comenzó su plan de usurpar las tierras. Los caminos no llegaron, pero sí su alambre.

La economía de Bestene empezó a crecer a costa de la pobreza, del despojo y el sufrimiento de las familias del Lof Antieco, en Costa del Lepá. “Sacó con violencia a nuestras familias, los echó como a perros, se olvidó de cómo llegó, porque la avaricia le ganó a la gratitud”, cuenta con rabia, Juana.

En el año 1948 (hace 71 años), se hace el primer reclamo formal, donde, la comunidad, da cuenta, al gobierno, de esta usurpación. Desde esa fecha, hasta la actualidad, los gobiernos de turno jamás dieron respuesta a los reclamos históricos, ellos murieron pidiendo por sus tierras. “Nuestro padre Julio Antieco, también murió peleando por lo robado”, cuenta Juana.

Hoy los descendientes de Meljem Bestene, son ricos, tienen muchas estancias, comercios y trabajan en el gobierno. Y los mapuche, descendientes de esos dos hermanos que supieron ser muy prósperos, pasaron a ser pobres, peones rurales en esas tierras, hoy estancias, que fueron suyas. ¿Cómo no sentir que el tiempo del reclamo administrativo caducó, si fueron 71 años de reclamos ininterrumpidos?

A los mapuche nos parcelaron y es el mismo Estado Argentino, en la figura del IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural), que nos obliga a la obtención de un permiso precario, pero a Bestene le acomodó las escrituras para que hoy tenga un permiso de ocupación, donde no figura que es PRECARIO. Ellos tienen poder económico y la justicia, como así también, las instituciones, inclinan forzada e injustamente, la balanza para el lado del poder económico, nunca para el lado de los reclamos justos. Los nuestros.


Costa del Lepá

Somos un pueblo que nos estamos reponiendo de un genocidio, el mayor acto criminal cometido en Latinoamérica, en el mundo, pero no nos exterminaron, nuestra lucha memoriosa, es ancestral y nuestros grandes pu Logko, pu Weychafe y pu Kona van despertando esa memoria para volver a ser el pueblo libre que supimos ser.

NO OLVIDAMOS EL DESPOJO,

NO PERDONAMOS EL GENOCIDIO, NO NOS RECONCILIAMOS CON LOS NIETOS DE LOS QUE AYER NOS DESPOJARON DE NUESTROS TERRITORIOS!!!

AMULEPE TAIÑ WEICAN!!

WEUWAIÑ​!!

16 de agosto de 2019, Costa del Lepá, Puel Mapu.-

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Fuente: Newentuaiñ Inchiñ Lof