En el 50 Aniversario del Golpe de Estado en Chile:

La represión contra el pueblo Mapuche se mantiene inalterable en la democracia chilena

11 septiembre, 2023

Hoy se cumple cincuenta años del último golpe militar en Chile. En estos momentos, la gran mayoría del pueblo chileno recuerda con tristeza aquel acontecimiento histórico que puso fin al mandato del presidente Salvador Allende. Para unos pocos, es decir, para una parte de la élite y sectores de partidos de derecha, esta fecha sirve para rememorar sus privilegios. Estos últimos fueron cómplices activos y otros pasivos de crímenes de lesa humanidad cometidas por el régimen militar, mientras otros, como son los familiares de los detenidos y desaparecidos, siguen esperando reparación y justicia.

Estamos seguro de que a la gran mayoría de los mapuches les gustaría unirse con aquellos que hoy se comprometen en defender la “democracia siempre”, como así expresa el documento firmado por el actual presidente Boric y los cuatro expresidentes chilenos al reconocer la noción de que Chile, durante 140 años ha experimentado un proceso de una “democracia en continua evolución.” Sin embargo, para los mapuches estas afirmaciones constituyen un mito porque desde la ocupación militar de su territorio en 1883 [este año se conmemora justamente 140 años] y el subsecuente sometimiento, la democracia chilena ha estado siempre ausente.

Asimismo, es sintomático observar la conmemoración del 50 aniversario del Golpe Militar, mientras el sector cívico que colaboró con el régimen militar rememora sus granjerías y privilegios y se empeñan en el negacionismo de la violación de los derechos humanos. Mientras tanto, otros piden justicia y reparación para las víctimas, entre ellos una gran cantidad de mapuches que, en el Wallmapu y en el exilio, lucharon junto al pueblo chileno por el retorno de la democracia, democracia que para ellos nunca llegó en plenitud.

Durante el régimen cívico-militar los latifundistas no solo facilitaban sus vehículos, sino acompañaban a la policía o el ejército para junto a ellos salir a cazar dirigentes mapuches, en particular aquellos que participaron en el proceso de Reforma Agraria o aquellos que lograron la restitución de sus territorios usurpados por los latifundistas.

Durante el “Encuentro Mapuche de Londres” que se efectuó entre el 25 al 28 de enero de 1978, los mapuches exiliados en Europa denunciaron las atrocidades cometidas durante los primeros años de la dictadura: asesinatos, allanamientos, detenciones, torturas, desapariciones, etc. Afirmaron que los militares “torturaron a comunidades completas”. Denunciaron que integrantes de la fuerza aérea se instalaron en comunidades mapuches adyacentes al Llaima, IX región de la Araucanía y “algunos mapuches fueron colgados desde helicópteros a la vista de sus familiares”. A pesar de todo ello, la represión no concluyó con el fin del régimen militar.

En democracia existe por lo menos un caso documentado en el que el entonces niño mapuche Francisco Painevilo (14 años) de la comunidad Jose Jineo Ñanco de Rofue, Araucanía, después de ser detenido (5 octubre, 2009) y torturado, fue amenazado con ser lanzado al vacío desde un helicóptero. También ha habido desapariciones forzadas. Además de Hugo Arispe y José Vergara, los familiares siguen buscando al joven mapuche de 16 años José Huenante, detenido en 2005, y hecho desaparecer por carabineros de Puerto Montt. Hay relegaciones de presos políticos mapuches; como doble castigo son confinados en lugares lejanos de sus comunas y familiares, en contravención del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos Indígenas. Esta acción y otras irregularidades desembocaron en una huelga de hambre que terminó la semana pasada y que después de casi cien días los mantuvo entre la vida y la muerte.

Nos gustaría atenernos a comentar las atrocidades cometidas durante el ignominioso e infame régimen militar y mirar un futuro esperanzador y constructivo, soñar en la construcción de una sociedad inclusiva y tolerante, sin racismo ni discriminación. Sin embargo, la realidad de los hechos nos enseña que la política genocida y de asimilación contra el pueblo mapuche continuará invariablemente, porque es una política de estado que está por sobre el color político del gobierno de turno.

El despojo de los territorios y recursos del pueblo Mapuche continuará porque forma parte de esa política genocida que busca asfixiarlos económicamente para de esta forma facilitar la dependencia y la sumisión, al mismo tiempo que mediante un proceso de uniformidad cultural intentan despojarlo de su identidad nacional. Es por ello que en el Wallmapu continuaran los allanamientos, las detenciones, los asesinatos, los montajes y la judicialización de su lucha, no por nada hoy se encuentra el país mapuche militarizado. Este hecho hace que incluso después de 50 años del fin del brutal régimen, muchos mapuche sigan exiliados y existen casos en el que los hijos de mapuche, nacido en el extranjero se niegan adquirir la nacionalidad chilena, porque Chile no les da garantía de libertad, seguridad y bienestar por la violación de los derechos humanos individuales y colectivos que afecta al pueblo Mapuche.

Pero el glorioso pueblo mapuche que hoy 11 de septiembre conmemora la primera gran acción militar (1541) al mando del Toki Michimalonko contra el imperio español, acción que destruyó completamente la ciudad de Santiago y con ello aniquiló el poder Español que nunca logró consolidarse en la Araucanía y en el Puelmapu.  Esta situación que después de casi un siglo de violenta guerra colonialista, la Corona de España se vio obligada a reconocerle su independencia en el tratado de Killen de 1641. Ni el imperio inka ni el español logró doblegarlos y su lucha que se ha mantenido por siglos de diversa intensidad y hoy por medios pacíficos continuará hasta reconquistar sus derechos.

Los mapuches han sobrevivido el genocidio físico durante la “Pacificación de la Araucanía” y las “Campañas del Desierto,” y no lograran doblegarlo porque su lucha es por su supervivencia. Y aún más, porque su lucha es digna y justa y, no se detendrá hasta recuperar su autonomía y libre determinación, derechos básicos que le reconocen sus tratados históricos y el derecho internacional vigente.

Observatorio sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional