Declaración Pública Coordinadora Mapuche Europa 

Ante el alzamiento Plurinacional

11 noviembre, 2019

Si no hay justicia para los pueblos, no habrá paz para el gobierno.

El mal gobierno y la clase política después de 40 años de implementar el modelo económico neoliberal, que sublima la gestión privada, la privatización de todos los bienes económicos y sociales – incluyendo salud, educación, seguridad y justicia –no puede entender su fracaso. En su visión esta ideología garantizaría el desarrollo social y económico de los chilenos. No es casualidad que la implementación del modelo fue fortalecido en democracia, en los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei , Michelle Bachelet y Ricardo Lagos. Este último, presidente socialista, terminó por privatizar toda la propiedad social y los recursos naturales. Con la promulgación de la Ley de Pesca entregó a siete familias el derecho de explotación de toda la jurisdicción marítima chilena, toda su flora y fauna marina.

Un crecimiento, basado en un hiper consumismo, es el fundamento del modelo capitalista neoliberal, implementado en Chile. Los bancos otorgan créditos de consumo a través de las tarjetas de crédito. Mas del 70% de los chilenos, viven sobre endeudados hasta el fin de sus vidas. El sistema previsional privatizado, en manos de las Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) y la salud privatizada, en manos de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPREs), junto a la educación media y superior privadas, obliga al casi 90% de los chilenos a ser beneficiario de una deficiente salud y educación pública. Todo esto tiene una repercusión cuando se añaden agravantes como los abusos de poder y corrupción de las cúpulas empresariales, políticas y gubernamentales. Durante años, diversas voces, llamaron la atención sobre los dramáticos índices de desigualdad, así como criticaron un sistema produce, y reproduce la desigualdad.

En Chile el modelo capitalista neoliberal, segrega, excluye, y sume a la pobreza a la gran mayoría. Chile es uno de los 10 países con peor distribución del ingreso del planeta.

La centro derecha y la ultra derecha junto al gran empresariado, se jactan del modelo, señalando a Chile como “jaguar”, “milagro”, “paraíso” de Latino América. Por otra parte, la centro izquierda, la antigua Nueva Mayoría y Concertación, se pusieron al servicio del mercado; les gustó el poder que les provocaba la alianza con el sistema.

No es casualidad que la caldera social estalló. La evasión del pasaje del Metro en masa, el 18 de octubre, fue el principio de una gran agitación social y propagación del alzamiento plurinacional en contra del sistema. El presidente Piñera declaró “Chile está en guerra, con un enemigo poderoso e implacable” Justificando con ello el estado de excepción (viernes 18) y el toque de queda,(sábado 19), sacando el ejército a la calle. Como si el conflicto se tratara sólo de una cuestión de emplear los mismos métodos represivos que se aplican durante dos décadas contra el pueblo mapuche en el sur de Chile. Desde entonces los manifestantes, enfrentan a los militares y a carabineros en una conducta sin precedente de desobediencia civil, lo que demuestra la pérdida total del miedo.

Las banderas de Chile y del pueblo Mapuche son dominantes en las actuales movilizaciones sociales. Para el caso, la bandera mapuche; Wenu Foye (El Canelo de Arriba) emerge como la representación del Chile profundo e insumiso. El Chile indio, símbolo de identidad y apoyo a la lucha de un pueblo indígena contra el Estado chileno y sistema neoliberal. Hoy ese Chile profundo se identifica con la cultura no impuesta, la recuperación de la memoria del pueblo mapuche insumiso.

El 20 de octubre desde el retorno a la democracia, Santiago vivía las 36 horas más dramáticas de violencia; consecuentemente el 25 de octubre, más de un millón y medio de personas, repletan las calles del gran Santiago. A lo largo y ancho del país, más de dos millones manifestantes ocupan las calles, convirtiéndose en la protesta más masiva de la historia de Chile. Según encuesta de opinión pública, un 85,5 por ciento de los chilenos está de acuerdo con las manifestaciones ocurridas durante las últimas semanas y un 55,3 por ciento declara haber participado en las protestas. Miles de chilenos en diversos puntos del mundo se suman a las manifestaciones que se viven en el país.

Tras medio mes de protestas, se han contabilizado oficialmente 23 muertos y más de 2.500 heridos. A la fecha, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile informa que hay 4.464 personas detenidas y 1.659 heridas en hospitales por disparos de arma de fuego, de las cuales 160 sufren lesiones oculares, -personas que han perdido, a lo menos un ojo, por disparos de perdigones-; 64 de ellas por torturas, de las cuales 18 son de connotación sexual. Estas graves violaciones a los DD.HH. cometidos contra mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes hace que varios gobiernos extranjeros, como Canadá, Reino Unido, Australia, Suiza, EEUU, entre otros, alertan a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar a Chile.

Somos testigos de una crisis política social e institucional. Chile arde, y el presidente y la clase política no entiende hacia dónde va este país herido y despierto.

Según la encuestas, el 75% de la población considera que se debe redactar una nueva Constitución Política. En los Cabildos Ciudadanos Autoconvocados, unas 10 mil personas han participado de las iniciativas. Los Cabildos han agrupado 300 reuniones en 73 comunas, a lo largo del país. En ellos se ha discutido sobre la Asamblea Constituyente, una nueva Constitución que legalice la nacionalización de los recursos naturales, de los servicios básicos, el término de las AFP y un nuevo sistema de pensiones, educación pública gratuita y de calidad, sueldos dignos, la devolución de la propiedad usurpada por chilenos y extranjeros. A este reclamo se le suma el de los representantes de los pueblos indígenas, que aspiran reconocimiento constitucional y recuperar los territorios ancestrales. Los mapuche exigen la plurinacionalidad, la autonomía, la libertad de los prisioneros políticos y la salida de las transnacionales de su territorio. O sea, un profundo y radical cambio de estructuras, en las que el sistema neoliberal no tiene cabida.

Los de años de abusos y privilegios de los poderosos, y de la clase política, tuvo como efecto la gran exclusión, segregación, marginalidad y miseria para el Chile profundo y los pueblos indígenas. Tras años de silencio y sumisión, no toleramos ni un segundo más de injusticias ni de desigualdades. Recordemos que en territorio mapuche la criminalización, represión y violencia por parte de Fuerzas Especiales es constante e histórica.

Los que firmamos esta carta expresamos nuestro total apoyo a las demandas del pueblo chileno y a la refundación de Chile. Chile puede basar su nueva institucionalidad profundizando la democracia y subsanando las heridas del colonialismo. Insistimos que hoy se abre la posibilidad de construir diálogo intercultural, entre chilenos y pueblos originarios. Es hora de reflexionar que tipo de desarrollo local queremos, que visión de país le dejamos a las nuevas generaciones y como nos relacionamos en un país con una Constitución Política Plurinacional. Estamos dispuestos a colaborar y a participar en el diálogo junto con todas las fuerzas que llenen estas aspiraciones.

Aquí nació el neoliberalismo, y aquí morirá

Amulepe taiñ weichan (Nuestra lucha continua)

Jorge Calbucura
Centro de Documentación Mapuche Ñuke Mapu
Coordinador de la entidad territorial Suecia

Reynaldo Mariqueo
Enlace Mapuche Internacional

Coordinador de la entidad territorial Inglaterra

Miguel Utreras Imilmaqui
Teatro Renü

Coordinador de la entidad territorial Noruega

Domingo Paine
Centro de Documentación Mapuche Ñuke Mapu
Coordinador de la entidad territorial Suecia

Eduardo Antiñir
Suecia