Mensaje de Wiñoy Xipantu 2016 del Príncipe Antonio IV de Araucanía y Patagonia a la Nación Mapuche

Año Nuevo Mapuche - 24 de Junio, 2016


Marri marri pu Lonko, pu Machi,
Marri marri pu Weupife, pu Ngenpin,
Marri marri pu Werken, pu Weychafe, pu Kona.
Marri marri Kompuche.

Lo primero es saludarles efusivamente y decirles que desde la institución que tengo el honor de regentar deseamos que celebren esta fiesta con alegría y con espíritu fraternal y de convivencia. Quiero que sepan especialmente que pese a la distancia geográfica que me separa de la, para mí, querida nación Mapuche, mi cercanía emocional es grande pues siempre estáis en mi pensamiento y sobre todo en mi corazón.

Un año más observamos que son múltiples lo problemas y los conflictos que sacuden los deseos inquebrantables del Pueblo Mapuche de vivir en paz, en armonía con la naturaleza y en convivencia con el resto de la población chilena y argentina. Pero desafortunadamente estos conflictos y problemas no son nuevos sino que, al contrario, tienen una raíz histórica que conviene recordar, porque es a través del conocimiento de la historia, y de su recuerdo, por lo que llegamos a comprender nuestro presente, para así afrontar el futuro. Un futuro que debe de proyectarse hacia la consecución de la autonomía y libre determinación para alcanzar mayores cotas de libertad y de ese modo vivir de acuerdo a nuestra tradición y cultura.

Es por ello que hay que recordar a los jóvenes que históricamente el Pueblo Mapuche tuvo una organización política eficazmente estructurada desde mucho antes de la llegada de los españoles y, obviamente, desde mucho antes de la colonización por parte de Chile y Argentina. Fue entonces, ante el advenimiento de la invasión de ambas repúblicas, cuando autoridades mapuches tuvieron la visión de crear un gobierno monárquico constitucional como instrumento político que le permitiera obtener el reconocimiento internacional de su independencia por la que decenas de miles guerreros rindieron sus vidas. Han pasado más de 150 años desde entonces y el Reino de Araucanía y Patagonia –ahora en el exilio- sigue teniendo ese mismo propósito de servicio y de instrumentación política para ayudar a los intereses del Pueblo Mapuche.

El mapuche es un pueblo que además forjó su identidad de nación a través de siglos de lucha contra los imperios Inka primero y español después, lo cual vino a reforzar, aún más, ese sentido de identidad nacional. Tiene todo lo que distingue una nación soberana ya que posee su propia lengua, su propia espiritualidad común, costumbres y tradiciones y ese sentido de unidad de destino y pertenencia que lo hace sujeto de la autonomía y libre determinación, como así recogen numerosos tratados bilaterales con la Corona de España, Chile y Argentina, vinculantes en el ordenamiento jurídico internacional.

Lamento profundamente que las autoridades chilenas y argentinas no cumplan con celo las numerosas resoluciones de los organismos internacionales que llaman a una mayor consideración de, en general, con los pueblos indígenas, y en particular del Pueblo Mapuche. Las justas demandas de recuperación de los territorios, ilegal y arbitrariamente confiscados en el pasado, vemos como son respondidas con la intolerable militarización de los aledaños de las comunidades. La criminalización de las protestas y el encarcelamiento de activistas y manifestantes son igualmente inasumible en una sociedad de derecho democrática. Y la aplicación de la Ley Antiterrorista –vestigio del pinochetismo- a estos que no se allanan al estado actual de las cosas es una afrenta al sentido común y a cualquier aspiración de una solución dialogada y democrática al problema.

Por otro lado, existe falta de voluntad política por parte de los poderes ejecutivos y judiciales en la aplicación de leyes y normas fundamentales como el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas y las numerosas recomendaciones de los diversos órganos de los Tratados de Derechos Humanos de la ONU. Podríamos poner sobre la mesa decenas de ejemplos como los casos de torturas a detenidos mapuches que han sido debidamente documentados; o el menoscabo y la poca consideración hacia la lengua mapuzugun, signo de identidad del Pueblo Mapuche; o la continua implantación de monocultivos que tanto daño hace a los bosques nativos y a la biodiversidad; o la negación y la falta de voluntad sobre la consulta previa e informada en la implementación de macro-proyectos empresariales que quebrantan el paisaje natural y el modo de vida ancestral de estrecha comunión con la naturaleza de la población originaria.

Todo ello nos revela un trato a la población mapuche como ciudadanos de segunda categoría que sumado a los prejuicios raciales, aún existentes, indican la falta de respeto y consideración hacia una cultura milenaria que ha traspasado tiempos e historias y que si hoy en día está más viva que nunca es gracias a esa capacidad de resistencia a la adversidad, a esa fuerza interior y a ese sentido de pertenencia que nombraba antes. La clave para esa proyección al futuro -que también mencionaba antes- está en la unión de todos los que remamos en la misma dirección, está en vuestro coraje heredado de tantos héroes y heroínas que lucharon en el pasado por lo mismo que lucháis ustedes ahora, y está en vuestra forma de vivir y de entender vuestra relación con la naturaleza. Tampoco olvidéis nunca que el dialogo y la comprensión de la otra parte son instrumentos tan útiles como la lucha misma si se quiere vivir en paz con el vecino chileno y argentino.

Nuestro querido Pueblo Mapuche tiene la enorme suerte de poseer el más preciado don que puede atesorar un pueblo: una cultura ancestral, una tradición, una lengua y una espiritualidad que conforman una cosmogonía propia y que define y explica la identidad del Pueblo Mapuche. Al mantenimiento de esta cultura y tradición es en lo que debe de centrarse todos nuestros esfuerzos y es la única razón de ser del Reino de Araucanía y Patagonia. Y para ello contamos con organizaciones e instrumentos políticos que velan por estos intereses; celebramos el fortalecimiento del equipo de derechos humanos integrado por organizaciones y comunidades mapuches para denunciar ante los organismos oficiales internacionales las agresiones que somos objeto, las injusticias y el atropello al que la población mapuche se ve sometida por parte de las dos repúblicas colonizadoras.  Que se entienda que esta actividad no tiene como objeto ningún tipo de confrontación con ambas repúblicas, sino todo lo contrario, queremos tender puentes de diálogos para lograr avances en los estándares internacionales de democracia y respeto a los derechos humanos que vayan en beneficio de toda la sociedad.

Les invito a todos a apoyarnos, a participar y a conocernos a través de las múltiples opciones que los medios de comunicación proveen. No vean pues otra razón de ser ni otro motivo en esta institución y en mi persona que la de servir como un instrumento más en la defensa de los derechos históricos del Pueblo Mapuche y en ayudar en el mantenimiento de vuestra identidad cultural y tradicional como uno de los pueblo más valerosos de toda América.

K’me amupe Wiñoy Xipantu kompuche!


Antonio IV  
Príncipe de Araucanía y Patagonia

Tourtoirac, Francia, el 24 de junio de 2016

 

 

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