Nº 9 - Septiembre de 2004

Atentado contra familia mapuche

La sombra de los paramilitares

Un incendio con claros indicios de haber sido intencional, la muerte en el lugar de un lonko de la comunidad vecina, la aparición entre las cenizas de dos lacrimógenas de Carabineros, amenazas de muerte que preceden a los hechos y testimonios sobre los probables causantes del siniestro, son todas pistas irrelevantes para la fiscalía, tozudamente interesada en probar una causa accidental.

Por Ana MUGA

El 26 de junio, pasados los festejos del Wetripantu, Juana Calfunao encontró su casa en la comunidad Juan Paillalef, en la comuna de Cunco, reducida a cenizas. Entre los restos también estaba el cuerpo calcinado de Basilio Coñoenao, lonko de la comunidad vecina Juan Pichunlaf, reconocido por las llaves que portaba. En la noche del incendio, Pascual Namuncura, que habitaba la casa en ese momento, escuchó voces que decían: "parece que no hay nadie aquí". Momentos después, escapó viendo cómo la casa ardía por todos lados.

En la madrugada acudió a pie a la comisaria de Los Laureles para denunciar el hecho, y debió esperar que llegara el oficial a cargo para que acudieran al lugar del incendio. Recién a mediodía pudieron acudir al lugar de la vivienda, momento en que, levantando las latas que resistieron el fuego, encontraron restos humanos que posteriormente fueron atribuidos al lonko Basilio Coñoenao. Pascual Namuncura pasó de ser testigo directo de un incendio, a principal inculpado en la muerte de su vecino y estuvo más de una semana detenido.

En la casa construida por Juana Calfunao y su esposo, Antonio Cadín, vivía la pareja, sus hijos y Pascual Namuncura Curilao, quien se quedó custodiando la casa mientras sus dueños participaban de la celebración del Wetripantu en diversas regiones del país, y los hijos mayores permanecían en el hogar universitario de Temuko. Esa noche Namuncura estaba solo y muy atento por los extraños desplazamientos de vehículos que en noches anteriores se detenían en el camino y apuntaban con sus focos hacia la casa. Al día siguiente se hizo presente Labocar (Laboratorio de Criminalística de Carabineros). Se llevaron parte de los restos humanos presentes en el lugar, dejando osamentas que fueron recogidas posteriormente por los hijos para ser sepultadas con los "seis kilos" devueltos por Carabineros. A los 6 días de haber ocurrido el atentado, el fiscal Cristián Crisosto Rifo recién se hace presente en el lugar. Dos días después, es acompañado por bomberos de Temuko para evaluar el origen del incendio, cuando poco y nada podía haber quedado de los indicios tras las fuertes lluvias que hubo en la zona antes, durante y después del incendio.

"Antes de que nos quemaran la casa, habíamos recibido cuatro ataques. Ahora estamos atrincherados al lado de los cuales ha recibido numerosas amenazas, de las que ha dejado constancia en la justicia, con querellas que establecen nombres y apellidos pero que al parecer nunca fueron investigadas. Entre ellos, menciona a terratenientes que rodean sus tierras, sin librar de responsabilidad al gobierno y las autoridades regionales que los han permitido. "Sea quien sea el que está detrás, les decimos que no nos vamos a mover porque esta tierra es un legado histórico que me dejó mi abuelo. Mi bisabuelo fue lonko, mi abuelo fue muerto en la cárcel de Valdivia, porque le rompieron los pulmones por defender sus tierras. A mi abuela la violaron los latifundistas, le quema-ron su ruca, le quemaron sus otros hijos. Se salvaron dos tíos y mi mamá, quien más tarde ocupó el cargo de lonco, y para el 73 la encarcelaron también. Hemos recibido la tortura desde el vientre", dice Juana Calfunao.

"Hoy estamos pidiendo la demarcación de nuestra comunidad, que es un caso que duerme hace seis años en el Primer Juzgado Civil y ahora nos han dicho que se perdió el expediente, que es la causa 94.055, caratulada como Calfunao, Muñoz, y otro", recita de memoria la dirigente, "y eso fue lo que les dolió a ellos, porque yo estaba pidiendo la mensura y la restitución total de la comunidad que se compone de 120 hectáreas por 660 de ancho, de las que ahora nos encontramos reducidos a 30 hectáreas". Juana Calfunao es una activa militante de la causa mapuche que se ha hecho parte de las grandes luchas de su Pueblo y se ha ganado la enemistad de las autoridades. Su caso lo incluyó el relator de las Naciones Unidas cuando hace cuatro años el maltrato de Carabineros le hizo perder un hijo. El caso del incendio lo presentaron a Amnistía Internacional, haciéndolo público en un "llamamiento de acción urgente".

La ceguera de la justicia

Para el abogado Fredy Barriga, que está siguiendo la causa, todas las irregularidades que se han visto en esta investigación se deben a dos motivos: la inexperiencia del fiscal designado, titulado recién el año 2003. "Una persona que tiene un año con título de abogado, obviamente no tiene la experiencia ni está capacitado para dirigir una investigación de esta naturaleza", y al prejuicio del fiscal que trabaja casi exclusivamente con la tesis del incendio accidental: "Es decir, que el cuidador que tenía doña Juana Rosa en la casa aparentemente habría estado bebiendo con otro mapuche, habrían volcado una salamandra y eso habría provocado el incendio".

Sin embargo, todos los indicios hablan de que no hubo accidentalidad. "Al día siguiente del incendio, fueron los hijos de Juana al lugar y encontraron restos de bombas lacrimógenas, lo cual indica que el sitio del suceso fue muy mal manejado por Carabineros, que no encontró esos elementos bastante notorios. Un informe de criminalística está pendiente, pero hay un informe que aclara que son efectivamente bombas lacrimógenas antiguas usadas por Carabineros y que en contacto con elementos combustibles son aptas para producir un incendio", explica el abogado de la familia Cadin-Calfunao.

Sobre la presencia del lonko de la comunidad vecina en la casa quemada, explica "Nosotros creemos que a este señor lo tiraron dentro de la casa porque se encontró con los hechores o porque escuchó algo. Lo concreto es que amaneció muerto en una pieza de la casa que tenía una ventana de nylon. El hombre murió por asfixia, cuando lo tiraron estaba vivo y estaba en un lugar donde no había cama. Si hubiera estado durmiendo la mona como presume el fiscal, habría estado acostado, pero el lugar donde apareció es justo donde estaba la ventana sin vidrio", explica el abogado.

"Asociación ilícita"

Pese a que la fiscalía regional, cuando se enteró que era Juana Rosa Calfunao la víctima y cuando apareció el dirigente del Consejo de Todas las Tierras Aucán Huilcamán en la audiencia, le dio al fiscal dedicación exclusiva por 20 días, no ha habido ningún avance en la investigación de estos graves hechos. Para el abogado, claramente no ha existido por parte del fiscal a cargo del caso la voluntad de investigar con celo las otras hipótesis para el siniestro.

"La fiscalía ha tratado mal a algunos testigos. Ha tratado, por ejemplo, de involucrar a uno de mis hijos, como que él hubiera llevado las bombas. En definitiva, como no vemos avances significativos vamos a presentar una querella criminal de la que se hará parte probablemente también la comunidad de la persona que resultó muerta y a quien también le habían proferido amenazas de muerte. Yo quiero apuntar en la querella hacia una asociación ilícita que nadie investiga. En todas partes donde hay problemas con las reivindicaciones de tierras mapuche, funcionan asociaciones ilícitas, pero es un tema que nunca se ha investigado a fondo en la región. Hasta ahora siempre las investigaciones son en contra de los mapuche", señaló / Azkintuwe

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