La construcción social del OTRO: Los zoológicos humanos

Por Rosa María de Lahaye Guerra - 28 Diciembre 2011

Zool

Entrevista al Doctor y Profesor universitario Antonio Julián Martínez Fuentes

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Zoológicos humanos

Rosa María de Lahaye Guerra.- Profesor, quisiera compartir con nuestros amigos de Cubadebate, sobre el controvertido tema de los zoológicos humanos.

Antonio Julián Martínez Fuentes.- ¿La historia? Mira, en el museo parisino Quai Branly puede ser visitada  una muestra que lleva por titulo L’invention du sauvage (La invención de lo salvaje). En ella se exhiben más de 500 secuencias cinematográficas, fotografías, carteles y dibujos que evidencian  el despojó de toda dignidad a las personas de otras culturas durante el colonialismo.

La exposición es organizada por el ex futbolista de la selección francesa, campeón del mundo en 1998, Ruddy Lilian Thuram-Ulian. Thuram nació en Guadalupe y llegó a París a la edad de 9 años, abandonó el deporte en el 2008 y constituyó la Fundación de Educación contra el racismo, y de su encuentro con el historiador francés Pascal Blanchard surgió la idea de la referida exposición.

A través de las imágenes la muestra explora cómo durante siglos los europeos secuestraron personas de distintas partes del planeta y las exhibían degradantemente, práctica  que dio carácter a modos discriminatorios que persisten hasta nuestros días.

R.M.L.G.- ¿Y se les llamaba así, Zoológicos Humanos?

A.J.M.F.- El término de zoológicos humanos, usado para denominar estas exhibiciones, fue popularizado en el 2002 por la publicación de la obra Zoológicos humanos, escrito por varios historiadores franceses especialistas del fenómeno colonial. En su época eufemísticamente se les rotulaba como “exposiciones etnológicas” o “Ciudades de negros”.

De acuerdo con las fuentes que he consultado la exposición logra algo tan importante como exhibir imágenes ofensivas sin glorificarlas, pretendiendo sensibilizar las conciencias de quienes observan los restos dejados por este espectáculo de la discriminación racial y con la ambición de descolonizar la mirada sobre el extranjero.

Así, numerosas personas de origen no europeo fueron exhibidos como animales durante el siglo XIX, en los zoológicos, ferias coloniales, en exposiciones universales y hasta en congresos antropológicos.

R.M.L.G.- Doctor, pero la antropología biológica jugó un poco con estos destinos clasificatorios.

A.J.M.F.- Sí, de acuerdo con la investigadora española Sánchez Arteaga durante todo el siglo XIX y hasta los inicios del siglo XX, la biología humana y la antropología física más ortodoxas habían proporcionado un marco teórico que podía servir de legitimación de este tipo de exhibiciones humanas.

Para muchos de los más calificados antropólogos físicos de la etapa decimonónica finisecular, numerosos pueblos del planeta, de acuerdo con un riguroso análisis de las ciencias naturales, no podían ser propiamente denominados personas.

Consideraron al europeo blanco como criterio de medida que consagraba la inferioridad de cualquier otro ser humano.

Así, los zoológicos humanos se hallan en la confluencia de un racismo popular y de la objetivación científica de la jerarquía racial, impulsados ambos por la expansión colonial.

R.M.L.G.- Es una construcción múltiple, teórica, social, política y teatral.

A.J.M.F.- Según la opinión de los especialistas franceses Bancel, Blanchard y Lemaire los miembros de la Sociedad de Antropología de París  -creada en 1859, al mismo tiempo que el Jardín de Aclimatación de París- visitaron varias veces esas exposiciones populares para efectuar sus investigaciones, orientadas hacia la antropología física, y afirman que “esta ciencia, obsesionada por las diferencias entre los pueblos y por el establecimiento de jerarquías, daba a la noción de “raza” un carácter predominante en los esquemas de explicación de la diversidad humana. Por medio de los zoológicos humanos se asiste a la puesta en escena de la construcción de una clasificación en “razas” humanas y de la elaboración de una escala unidireccional que permitía jerarquizarlas de arriba hacia abajo en la gradación evolucionista.”

De acuerdo con ellos las “exhibiciones etnológicas” del Jardín de Aclimatación “fueron legitimadas por parte de la Sociedad de Antropología -y por la casi totalidad de la comunidad científica francesa- aun cuando entre 1890 y 1900 la Sociedad de Antropología se hace claramente más circunspecta respecto del carácter “científico” de tales espectáculos, la afluencia de esas poblaciones le resulta beneficiosa para profundizar sus investigaciones sobre la diversidad de las “especies”.”

Afirman además que, “la antropología física, como la antropometría naciente, que constituye entonces una gramática de los “caracteres somáticos” de los grupos raciales -sistematizada en 1867 por la Sociedad de Antropología con la creación de un laboratorio de craneometría- y el posterior desarrollo de la frenología, legitiman la difusión de esas exhibiciones. Esas disciplinas incitan a los científicos a apoyar activamente dichas muestras, por tres razones pragmáticas: permiten disponer de manera práctica de un “material” humano excepcional (variedad, cantidad y renovación de especímenes…); despiertan el interés del gran público por sus investigaciones y por lo tanto permiten promover sus trabajos en la gran prensa; finalmente, aportan la prueba más concluyente de lo bien fundado de sus enunciados racistas con la presencia física de esos “salvajes”.”

En otro importante libro (Zoológicos humanos. Fotografías de fueguinos y mapuches en el Jardín d’Acclimatation de París, sigloXIX) escrito por los historiadores Christian Báez, chileno, y Peter Mason, inglés, se abordan los avatares del traslado forzado de 11 kawésqar (fueguinos) y 14 mapuches a Europa durante la década de 1880, y su exhibición en el Jardín de Aclimatación de París, poniendo en evidencia un comercio intenso entonces y que, con veladas formas, prevalece hasta hoy. Los autores logran presentar la información disponible sobre estos atropellos, que alcanzaron su mayor intensidad entre 1870 y 1930, y ofrecen detalles sobre casos de indígenas del territorio chileno que sufrieron el desarraigo y el oprobio de su plagio y exhibición, y, algunos de ellos, la muerte.

R.M.L.G.- ¿Esos son entonces los pueblos o los grupos humanos llamados “exóticos”?

A.J.M.F.- Pero, las investigaciones realizadas han demostrado que los llamados zoológicos humanos no aportan nada acerca de los “pueblos exóticos”. Al contrario permiten el análisis de las concepciones europeas a finales del siglo XIX. Tales espectáculos degradantes tenían básicamente por función mostrar las manifestaciones de lo no acostumbrado y de lo disímil, por oposición a una elaboración de la humanidad según los cánones europeos.

R.M.L.G.- ¿Y las clasificaciones que derivaron de aquí?

A.J.M.F.- Las clasificaciones son útiles en el terreno del conocimiento, pero no más importantes ni decisivas que la realidad a la cual se aplican. Clasificar entraña abstracciones que, si no se tienen debidamente en cuenta, distorsionan lo que se intenta definir o conocer. Resulta muy importante no suplantar la realidad de la variación humana con las clasificaciones usadas para representarla y no propiciar que ellas deformen su entendimiento y significación.

Así, cuando hablamos de la diversidad humana es preciso puntualizar varios aspectos. ¿Sabemos apreciar las variaciones entre las personas y los grupos humanos? ¿Somos capaces de reconocerlas y entenderlas de una forma objetiva? ¿Conocemos el significado pasado y presente de estas variaciones? Las respuestas a estas preguntas debemos extraerlas de la compleja madeja de la evolución humana.

R.M.L.G.- ¿Afecta a los estudios sobre evolución humana?

A.J.M.F.- Como ya he expresado en múltiples ocasiones: la importancia del estudio de la variación humana radica, no solamente en su aspecto científico, sino también en la trascendencia social.

La triste y amarga historia de los zoológicos humanos nos muestra que no se puede olvidar, que en tiempos muy lejanos, el papel fundamental de muchos  antropólogos era clasificar y jerarquizar las poblaciones humanas con una gran meticulosidad profesional y como esa obsesión de clasificar sirvió además a la fría maquinaria del genocidio en diversos momentos de la historia de la humanidad. Esto no significa que la antropología como disciplina científica conduzca a tales excesos. Numerosos científicos han abordado el estudio de la diversidad biológica del hombre utilizando el concepto racial para señalar el significado evolutivo de las diferencias entre los grupos humanos, que no implican superioridad ni inferioridad, y demostrar la sinrazón del racismo. Pero si la antropología nutrió en un tiempo al racismo, ella tiene hoy la gran obligación  de refutarlo.

Profesora sí, muchos antropólogos de antaño nos metieron en este problema con sus mediciones de los cráneos y su énfasis en las diferencias y en las clasificaciones raciales, los de hoy tenemos la obligación de trabajar por salir de este atolladero. Han tenido que transcurrir más de  200 años para que la antropología biológica haya podido liberarse de un error epistemológico, reconociendo lo incorrecto y dañino de un paradigma científicamente desacertado. Tenemos que ser líderes a la hora de promover el conocimiento y significado de  las variaciones humanas.

R.M.L.G.- Muchas gracias.

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Fuente: Cuba Debate